Iván Castelló, campeón benjamín del Circuito JC. El significado de Rosebud.
“Golpea la pelota con más curvita”, recordaba el hombre alto y desgarbado mientras caminaba por las calles de la Valencia medieval. Algo había terminado, y como hacía muchas veces, deambulaba por la vieja ciudad. Era el mes de septiembre, en una hora en que la gente charla en las aceras, y las tiendas ofrecen sus productos a potenciales clientes, con señoras arrastrando carritos de compra y jubilados asomándose en pijama al balcón de sus hogares.
“Golpea la pelota con más curvita”, seguía recordando el hombre alto y desgarbado mientras imágenes del pasado se le amontonaban en la cabeza. Recuerdos de su madre cuando él era un niño, y él la seguía por esas mismas calles, hipnotizado por el movimiento oscilante de su larga y castaña coleta. Recuerdos de otros niños sonrientes que ahora solo perviven en su memoria como fantasmas del pasado. Recuerdos de luces, colores, olores… Recuerdos…
En eso, el hombre alto y desgarbado, todavía repitiéndose una y otra vez “Golpea la pelota con más curvita”, llegó hasta el umbral de una papelería, oliendo a papel recién impreso y encuadernado. Entonces, ese olor desencadenó otro salto en el tiempo y se vio conducido por la mano de su padre entre pilas de libros de texto, con los que aprendió en ese momento de la vida en que todo era posible porque todo estaba por leer, por estudiar y por vivir.
Con más años por detrás que por delante, los misterios se desvelaron para ese hombre alto y desgarbado, que ya hizo buena parte de ese camino del que tales libros eran puertas. Y ahí, frente a la papelería, con la frase de “Golpea la pelota con más curvita” rondándole todavía por la cabeza, mueve silenciosamente los labios: “Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín”; “Los países escandinavos son Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia y Dinamarca”; “El cuadrado de la longitud de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de las longitudes de los catetos”; “El primer viaje de Colón...”
Y de pronto, el hombre alto y desgarbado sonríe, porque tiene la completa certeza de que, si alguna vez llega a viejo, en el momento en que lo reciente se difumina y son los años lejanos los que se recuerdan, cuando él entregue, como todos los seres humanos tarde o temprano, la moneda al barquero Caronte para atravesar con él el río Estigia, seguirá recordando esas frases que aprendió de niño con la misma intensidad del primer día.
Y los recuerdos traen otros recuerdos, como el de esa hermosa película, Ciudadano Kane, que tanto llamó la atención al hombre del “Golpea la pelota con más curvita”. La historia de Charles Foster Kane, magnate de las comunicaciones, hombre lleno de poder, que fallece, acompañado solamente por sirvientes, en su gran mansión pronunciando una única palabra: Rosebud.
Con la intención de averiguar su significado, un periodista comienza una investigación con las personas que vivieron y trabajaron con Kane. Las entrevistas se suceden y con cada persona afloran vivencias y recuerdos que ayudan a modelar la compleja imagen del fallecido millonario, pero que no aportan datos sobre la misteriosa palabra.
Sólo al final, el espectador conocerá su origen y significado: es el nombre del trineo con el que Kane jugaba de pequeño. Un origen y significado que engloba temas como el anhelo de las cosas perdidas y los valores realmente importantes. Un hombre que a nivel material lo ha tenido todo, pero de lo único que se acuerda es de su trineo, con el cual alcanzó la felicidad.
Y el recuerdo de esa película para el hombre alto y desgarbado no es casual, porque ese Rosebud sigue siendo esa Dunlop Maxply, esa raqueta de madera con la que jugaba con sus amigos de infancia Isi, Pepe y Joaquín. Esa raqueta con la que jugaba y se divertía y era feliz. Y entonces piensa que una de sus labores como entrenador (no sé si lo he mencionado, pero el alto y desgarbado es entrenador de tenis) es que ese pupilo al que él entrena y al que trata de transmitir sus conocimientos, no olvide que esa palabra, Rosebud, con todo lo que significa, es lo verdaderamente importante.
Que tenga presente en su mente lo que representa Rosebud, que no tenga que irse nunca tan lejos para recordar momentos de felicidad, sino que tenga cada segundo del día, cada día de su vida ese trineo o, en su caso, esa raqueta.
Y al hombre alto y desgarbado no le haría nada más feliz que cuando ese niño se haga mayor, y también él tenga que poner el pie en el estribo para subir al caballo y cabalgar hacia no se sabe dónde, pronuncie la palabra Rosebud con orgullo y recuerde con alegría y cariño a alguien alto y desgarbado. Ese alguien que desde una esquina le animaba una y otra vez en un circuito de tenis llamado JC, del que fue campeón en el lejanísimo año 2012.
Y finalmente, a lomos de su caballo, con nueve portafotos bajo el brazo, llegará a ese Valhalla particular donde van todos aquellos soñadores que han tratado de hacer de su vida una aventura. Y allí, ese hombre alto y desgarbado se conmoverá otra vez al encontrarse con él, y le repetirá nuevamente, con lágrimas de emoción: “Golpea la pelota con más curvita”.
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Iván Castelló, campeón del Circuito JC de la Comunidad Valenciana, el circuito de más tradición e historia de la región levantina.
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Iván se impuso en tres torneos y accedió a la final en otros cinco campeonatos.
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Sumó un total de 904 puntos para hacerse con el circuito.
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Consiguió 31 victorias, con un porcentaje de éxito del 70%.
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Con su madre, Yoly, apoyo fundamental del gran tenista.
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Con Carlos, su padre, soporte y puntal vital del bravo juegatenista.
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La alegría de Iván Castelló fue infinita al vencer y disfrutar con su deporte del alma.
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Nuevos retos aguardan en el mundo del tenis al aguerrido jugador de juegatenis.com.
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Yoly Villar, figura eterna del team Ivanisevic.
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Con su entrenador, David Castelló.
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Viejas raquetas de madera Dunlop Maxply con las que jugaba el coach de Iván Castelló.
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Rosebud, un trineo, una palabra que encierra muchos misterios y secretos de la vida.
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